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Un día de hoy de los que pueden cambiar tu mañana

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Durante sus vacaciones en Nepal, Manuela Nerini estuvo en Snow Manjushree School. A través de unos amigos comunes, contactó con Lama Dhundup y fue un día a visitar su orfanato y sus niños.

Podemos revivir su hermosa experiencia, a través de sus fotos y de un texto en el que nos va explicando su sorpresa, su emoción, su convivencia y su firme decisión de colaborar en el proyecto. ¡Muchas gracias, Manuela!

Kathmandu vista desde el alto parece una ciudad tranquila y silenciosa. Quizas si los niños de la escuela saben que a pocos minutos de sus muras viven una multitud de voces, ruidos, colores y sabores que pueden desorientar una turista como yo…

¿Y qué hace una turista como yo en una escuela de Kathmandu? A veces la vida te prepara situaciones que no son casualidad o, como me dijo Lama Dhundup (el fundador, gestor, cocinero, profesor, y mucho más de la escuela) simplemente “es el karma que te ha llevado aquí y que intenta decirte algo…”

\"nepalMi karma me lleva durante mis vacaciones en Nepal a llamar a Lama Dhundup y a decirle: tenemos amigos en común, ¿te importaría que viniera hoy a visitar tu escuela? Y en media hora (según el tráfico quizás ha sido también más) llego al barrio de Swayambhu, cerca de Buddha park en el oeste de la capital nepalí, y empiezo a subir las escaleras para llegar a lo que parece ser un mirador perfecto para admirar la ciudad románticamente, pero que también es el sitio donde se encuentra y se ha construido la escuela de Lama.

No sé que esperaba de encontrar, pero el día que he pasado con los niños de la escuela Bo Gangkar Manjushree School ha merecido la pena y era la cosa correcta que hacer, y ahora sé que no puedo volver a mi vida cotidiana sin intentar ayudar a estos niños. Un pequeño granito de arena, que para ellos puede ser muchisimo.

Fundada en el 2014 de Lama Dhundup, monje tibetano de Kathmandu, la escuela Bo Gangkar Manjushree School acoje a niños que llegan de situaciones sociales “under privilege”, como enseña su página Facebook. Los profesores, voluntarios y trabajadores de la escuela intentan cada día dar a los niños una vida normal, educación y un lugar que puedan llamar casa. Y es así que me siento yo aquí gracias al cariño con que todos me acogen y saludan.

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Lo que me sorprende es como cada niño es independiente y tranquilo en cumplir sus tareas: a la hora de volver a la clase cada uno vuelve con serenidad poniéndose el uniforme de la escuela, a la hora de comer cada uno toma su sitio y los más grandes ayudan a servir los platos. Me parece de estar aquí desde hace mucho tiempo, todo me parece normal: los cantos budistas antes de la comida, el comer todos juntos sentados en el suelo, el volver a clase después de haber ayudado a fregar los platos, la pausa de la tarde con palomitas y té… Gracias a Lama me atrevo también a dar clases a tres grupos de alumnos, ¡quizás si pueden recordarse ahora de esta turista que ha intentado enseñar los números italianos!

Las habitaciones se transforman de día en clases y de noche vuelven a ser dormitorios, aquí hay que aprovechar del espacio en cualquier manera, pero Lama me enseña con orgullo las obras que están haciendo: quiere construir otro edificio que sirva como clases y a lo mejor poder acoger muchos más niños de estos 100 que de momento viven aquí.

El tiempo pasa rápido, la hora de la cena se acerca y esta vez me pongo a ayudar en cocina, y como en todas las familias, aquí quien puede ayuda y cualquier persona puede hacerlo, ¡yo también haciendo un arroz frito con verduras casi como lo de la cocinera!

Tengo mil preguntas para Lama y durante todo el día no paro de preguntar, hacer fotos, y pensar en la mejor manera de ayudar Lama y sus niños una vez que haya vuelto a Barcelona.

Durante los meses de verano en Nepal llega la temporada de las lluvias. A veces duran unas horas sin hacer demasiado daño, y otras veces las lluvias son tan fuertes que las consecuencias son devastantes, y eso es lo que ha pasado en la escuela Bo Gangkar Manjushree School. Unas semanas antes de mi visita las lluvias incesantes han roto y tirado al suelo la pared del jardin de la escuela. Ahora lo que queda es una cuerda que han puesto los bomberos como aviso de peligro y una rojas que traban una lona que cubre el acantilado que ha dejado la pared. No hay bastante dinero para construir una nueva pared, y todos los esfuerzos de Lama antes de este accidente eran para las obras ya empezadas. Pero Lama no parece triste o preocupado por eso, “la solución va a venir, algo va a pasar”, parece que me diga con su sonrisa serena y tranquila. Ya, algo va a pasar porque Lama y sus niños son personas especiales, y el karma está intentado decirme algo…

\"nepalEsta es una grande familia, donde cada uno cuida del próximo y lo que hay se comparte, y yo hoy me siento parte de esta familia que con muchos esfuerzos crea cada día un ambiente acogedor para estos niños.

Después de la cena es la hora de volver a mi mundo de turista en Kathmandu y de saludar los niños. Quizás un día nos vamos a ver otra vez, quizás el karma me llevará otra vez en la escuela para mucho más tiempo que solamente un día. De momento de vuelta a mi rutina en Barcelona, no puedo quitarme de la cabeza la imagen de los niños que juegan y sonríen felices bajo la lluvia incesante (que este día cayó pesantemente) sin preocuparse de mojarse. Y una sonrisa nostálgica me aparece en la cara y una sensación de bienestar me aparece en el corazón… gracias Bo Gangkar Manjushree School.

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