En un principio, las clases del GIM, me sirvieron para ir poco a poco tranquilizando la mente, eliminar estrés y calmar estados emocionales, que por circunstancias de la vida se suele tener, esporádica o regularmente, obsesión, rabia, miedo, ansiedad, etc.
En una segunda fase, fui descubriendo, como es tu propia mente la que crea trampas y distracciones, para mantener el control y te hace entrar en los estados emocionales descritos anteriormente.
A día de hoy, gracias a las clases del GIM, veo mi mundo interior y el que me rodea con otros ojos, desde otra perspectiva.
Tal vez siga sin entender como funcionan, pero es de agradecer, esos pequeños destellos de luz, que van apareciendo e iluminan el misterioso camino que es la vida.